sábado, 3 de mayo de 2014

Mentira la verdad

Cuantas veces por diferentes razones la gente miente? Hay mentiras piadosas o solo mentiras?
En mi vida como en la de todos las mentiras están presentes. Sea por mantener un equilibrio, para esconder, ocultar, no decir, decir algo falso, se crean mentiras que por un momento hacen sentir a las personas mejor. Hay otros que fabrican mentiras tan elaboradas que las terminan creyendo y haciendo de esa construcción su realidad alternativa.

Este espacio, este blog, es uno de los pocos lugares que tengo para decir, o mejor dicho, escribir, lo que siento, la verdad. Esa verdad que muchas veces no se puede hacer saber.

Imaginemos un mundo donde la gente no miente. Sería terriblemente dificil la coexistencia. Supongamos un día en que todas las personas dicen la verdad. El tejido social se rompería por que la mayoría no soportaría escucharla
Pero cuando hablamos de verdad, a que nos estamos refiriendo?
La verdad es tan subjetiva. No hay una verdad absoluta depende el cristal subjetivo desde el que se lo mire.
Para mi, no hay verdad hay interpretaciones de la realidad.
Hoy me paso algo en donde tuve que recurrir a la mentira.
En la clase de francés , preguntaron obviamente en ese idioma, la edad. Al ver a mis compañeros, la mayoría de veintipico de años, me sentía demasiado vieja para el grupo. Entonces, me saqué siete años. Esa mentira pensé, iba a ser evidente. Pero no pasó. Todos creyeron en mis palabras, quizás por mi convicción al decirla tal vez, por que no doy la edad que tengo.
Por un  momento me sentí joven de nuevo. Nadie supuso que tengo mas de treinta años, nadie. 
En ese momento, volví atrás, a mi pasado, ese pasado que con mucho esfuerzo y terapia cerré o estoy cerrando

A los diez años, empecé con un problema bastante serio que me acompaño toda mi infancia, adolescencia y parte de mis veinte también. Hoy en día puedo decir, que esa enfermedad está superada pero fue muy dificil, demasiado para convivir con eso que no entendía desde tan chica.
Fue por eso que mi familia no lo aceptó. Especialmente mis padres.
Era demasiado vergonzoso tener una hija con ese padecimiento, entonces hicieron de mi vida una mentira.
Para el afuera, yo no tenía nada. Que iban a pensar los demás si se enteraban que tenía algo y no eramos la familia perfecta
Con la mentira llegó la negación de lo que me pasaba, y ese tejido de mentiras creada por mis padres, con el pretexto de protegerme del afuera, concluyó con la idea de que la mentira era la verdad
A partir de esa internalización de la mentira, cree mi mundo. Un mundo sin enfermedades, de una chica sana, como la mayoría.
Solo volvía a caer a la realidad cuando tenía ataques y despertaba golpeada, y sin saber donde estaba. Esos momentos eran particularmente tristes. Primero porque  pensaba que me moría literalmente, no dominar el cuerpo es terrible, lo que se siente también. Solo alguien que pasó esto puede entender. Después cuando recobrara el conocimiento, veía en general a mi madre. Sus caras fueron cambiando con los años. 
Al principio de algo así como contención, después de recriminación. Todavía me acuerdo ese día donde mirándome a los ojos, y yo tratando de entender que hacía en ese lugar, le decía a mi papá " esta piba de mierda otra vez con esto. Me quiere volver loca" otra que es una de mis favoritas " Para que la habré tenido" y encabezando el top 3 "Sos una verguenza"
Hubo épocas de mi vida, donde la mentira creada por los otros y creída por mi, llegó a confundirme. Por ratos pensaba que mentir era bueno, era necesario para vivir, tan necesario en mi vida como el aire.
Fui creciendo y dándome cuenta que sentía culpa. Me sentía culpable de lo que tenía lo que me pasaba, realmente creí que no valía la pena, que como decía mi mamá hubiese sido preferible que no haber nacido

Gracias al universo, fui a un  médico al que todavía voy para realizarme los chequeos de rutina, que me salvó
A este médico, le debo la vida. Literalmente hablando. 
Recuerdo que el Dr. hablando con mis padres casi los retó. No es bueno que sigan mintiendo, no le hace bien a ella, no hay nada de vergonzoso en lo que le pasa. Hay que hacer terapia, y que ella acepte lo que le pasa y no mienta mas. 
Desde ese momento empecé terapia, Sentía que diciendo la verdad estaba defraudando a mis padres y poniéndome en verguenza. 
Me costó mucho aceptarme con la enfermedad y sentir que valía la pena estar viva. Mas me costó aprender a vivir sin las mentiras, esas que eran necesarias, no porque yo hubiese elegido mentir sino porque fueron creando en mi esa necesidad.

No hay nada mas liberador que la verdad. Nada mas hermoso que sentirse libre de un lastre de mentiras, poder decir esto es lo que soy y cortar definitivamente con ese tiempo donde la mentira era mi verdad.



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